jueves, 5 de agosto de 2010

Diario de subida al Mulhacén, en agosto de 1994, hace ahora mismo 16 años

Ayer recordé que tenía un diario de ruta (ascenso al Mulhacén), guardado en un cajón, de esta ascensión que hicimos con los scouts a principios de agosto del  1994, y lo leí y recordé buenos momentos.
Lo copio tal cual lo escribí hace 16 años, sin dejar ni una coma ni una falta, aunque sólo encontré una, eso sí la puse varias veces, tenía yo unos 20 añitos.

No quiero que nadie lo lea, es un poco pesado y aburrido, sólo lo pongo para mí, si alguien quiere leerlo le recomiendo que lea el día III, que es en el que alcanzamos la cima.
--------------------------------------------------------------------------


DIA I
El sitio del campamento estaba a 1 Km del pueblo Jerez del Marquesado, o mejor a más de 20 Km del Mulhacén.
La ruta que teníamos pensada, era de 28 Kms, más los cuatro que separan el Mulhacén del Veleta. Todos los componentes del Clan que habían ido al campamento estaban dispuestos a asumir el reto. La expedición era la siguiente:
Jesús, David, Pantera, Dani, Quebranta, Pintor, Javi, Juani, Pablo, Juanma, Migue, Juani, Ricardo, y claro, yo.
Una vez repartida la comida equitativamente y llevando cada uno en cada mochila el peso justo, nos decidimos a iniciar la marcha, a eso de las 9:30 de la mañana.

En la primera parte de la marcha (4km) no teníamos mapas, lo que nos hizo dudar un poco del camino a seguir, teniendo que retroceder en alguna ocasión.
Bueno una vez consultado el mapa, decidimos iniciar la ruta. La verdad es que nuestro camino no correspondía mucho con el expuesto en el mapa, pero intuíamos que era el idóneo.
Los primeros tramos ya se hacían bastante duros, de ahí que a los pocos metros, Ricardo decidiera retirarse, no sin antes repartir su comida. Una lástima, pero todavía faltaba lo peor, que fue cuando David me preguntó: “¿Y Juani?”…

Juani no estaba en el grupo, por mucho que gritábamos, él no aparecía. Decidimos mandar dos grupos de búsqueda. Un grupo compuesto por Bola y Quebranta y otro compuesto por David, Migue y Faraco.
Mientras esperábamos alguna noticia, jugábamos al “quiriqui”, mientras el cabreo de Pintor se incrementaba. Afortunadamente el primer grupo encontró a Juani, que estaba con la Esculta, según dice se le rompió la mochila y se perdió, cuando ya pensaba volver al campamento encontró a la Esculta, con quienes decidió reanudar la marcha.
Pero el segundo grupo no llegaba, y claro es que habían vuelto al campamento. Fueron y vinieron corriendo, y de ahí que llegasen con retraso de la hora fijada, y es que el campamento estaba muy lejos. Tuvimos que esperar al borde de la carretera para que descansaran.
Y se volvió a reanudar la marcha, buscando el camino que nos llevase lo más cerca posible del Mulhacén. El ritmo era muy fuerte lo que hizo que el grupo se cortase, y además se daba la circunstancia de la escasez de agua.

Decidimos descansar, mientras que Pintor y Quebranta salían en busca de agua, pasaba el tiempo y no llegaban, pero finalmente aparecieron con la cabeza mojada lo que afirmaba la presencia  de agua.
Rápidamente todos fuimos hacia el sitio del agua, y una vez llegamos, nos hartamos de agua, a la vez que aprovechamos para refrescarnos los pies en el agua. Comimos aquí al lado del puente. La comida fue pan con chorizo y tortilla que rápidamente calló.
Pintor decidió expedicionar, para saber en que parte del mapa nos encontrábamos, y después de consultarlo con unos cabreros su deducción fue total, cuando nos informó que nos encontrábamos fuera del mapa, todo lo andado había sido inútil.

Siguiendo por el cortafuego, llegamos por la tarde a una casita, donde vivía un tal Benjamín, al cual no le importó que pasásemos la noche allí cerca.
Cenando aliño de papas con sopa, las carcajadas eran constantes, por ejemplo cuando Dani nos contó que sus mallas las había comprado en una tienda de 20 duros, o cuando Juani intentaba hacerse unos arroces en una popota, sin conseguirlo y quedándose sin cenarm y además debido a que tenía cagaleras, se introdujo un supositorio allí en medio, al ser convencido por Migue.

Decidimos dormir para levantarnos por la mañana temprano. En mi tienda dormían Juani, Faraco y Migue. Pasé una mala noche, debido a mi posición, además intenté escuchar el partido entre España y EEUU aunque este no se disputaría hasta el día siguiente.


DÍA II

Después de desayunar unas tostadas con foiegras, decidimos salir, cuando no aparecía Juani, y es que se le había vuelto a romper la mochila.
Buscando el camino empezó a llover, y una vez encontrado el cortafuegos que teníamos que seguir, la lluvía se convertía en tormenta, y más aún debería de estar caLLendo en lo alto del monte Trevelez, a donde pensábamos llegar. Cuando parecía que íbamos a abandonar el raid, sorprendentemente cesó la tormenta, lo que hizo que prosiguiéramos en el intento.
La ascensión se hacía interminable, y es que en cada loma pensábamos que estaba el final, pero siempre faltaba otra.
Yo tenía un sobre de tang, que me reponía un poco en lo alto de cada loma.
Delante de mía iban Jesús, Pintor, Javi y Quebranta, que llegarían 15 minutos antes que yo a una casa en ruinas, donde decidimos, una vez que llegaran todos, almorzar.
Jesús había seguido hasta la cumbre, pues no se enteró al ir el primero que íbamos al almorzar.
Pasó más de una hora hasta que llegasen Faraco, Dani, Pantera, Pablo, David, etc… hasta la casa. El que no aparecía era Juani, que iba con Migue y es que Juani tenía la intención de abandonar. Abandonó con Migue, quien no estaba muy satisfecho.

Pintor me eligió a mi para que fuese a buscar a Jesús, y yo al no saber lo lejos que estaba, acepté a ir en su búsqueda. Salí con una camiseta, lo que hizo, que pasase bastante frío a medida que subía, y por más que gritaba y pitaba, el no se enteraba, y otra vez en cada loma pensaba que estaba en la cumbre, pero no era así.
Cuando más frío pasaba llegué hasta arriba y vi a Jesús a quien pronto le pedí el chaquetón y le comuniqué nuestras intenciones de comer abajo. Pronto llegamos hasta la casa, y más tarde llegaron Pablo y Quebranta con la comida de Juani y Migue que habían decidido volver al campamento.
Teníamos bastante hambre, de ahí que nos comiésemos un gran plato de macarrones, con un pan que parecía ya una piedra.

Iniciamos el último tramo de ascensión con tres componentes menos de los iniciales, llegando sin problemas a la cumbre, para iniciar ya la bajada hacia el Horcajo, donde pensábamos pasar la noche. Se llevaba un buen ritmo, de ahí que pronto llegásemos  hasta el sitio de acampada, desde donde ya se veía la cima del Mulhacén, parecía que estaba muy cerca, pero las pendientes eran muy elevadas.
Donde decidimos montar las tiendas apenas daba el viento, pero era una zona llena de mojones de cabras y de vacas, que intentamos quitar a patadas. Montadas las tres tiendas, comimos una sopa poco hecha, con salchichas y tomate.

En mi tienda dormían, Pantera, Faraco y David, pensando escuchar el partido del Mundial de baloncesto que enfrentaba a España contra USA, consiguiendo enterarnos que había perdido por sólo 15 puntos.
No dormí del todo bien. Yo pensaba que iba a ser casi imposible alcanzar la cima, debido a que sólo teníamos un día para ir y volver, pero había que intentarlo.


DIA III

Era el día clave, u hoy o nunca.
Después de desayunar lo justo, decidimos partir todos menos Pantera, que decidió quedarse en el campamento base. Aunque poco después tendría compañía, puesto que Pintor sufrió un dolor en la espalda, que le hizo retirarse.
Partimos con dos mochilas para ocho personas, que nos iríamos turnando cada quince minutos. Una mochila llevaba las cantimploras, y la otra llevaba el pan, el salchichón y algunos chalecos.

Bajamos hasta el valle, donde vimos dos cuevas y unas vacas que nos miraban fijamente, en especial una blanca con manchas marrones, la cual embistió. Hizo que todos saliéramos corriendo, y yo estuve a punto de caerme desde unos 5 ó 6 metros de altura, al esconderme detrás de una roca, y al borde del precipicio.
Conseguimos apartar a las vacas lanzándoles piedras.





Pasamos por una zona bastante empalmada, con muchas piedras, por donde decidí correr para llegar antes.
Bebíamos mucha agua, sin saber por que zona ir, decidimos elegir un senderito que nos llevó a lo más alto del monte, donde nos hicimos varias fotos.

Según el mapa pensábamos que veríamos las lagunas, pero no era así, estas no aparecían. Sin perder altura decidimos ir rodeando la loma, en busca de las lagunas. Encontramos un riachuelo, donde nos orientamos a la vez que bebíamos agua. Teníamos que esperar a Dani, que venía bastante lejos.

Una vez reanudada la marcha, unas vacas, nos hicieron elegir un camino alternativo, aunque pronto apareció a nuestra vista una laguna, habíamos llegado, lo demás ya era fácil.


En la laguna no estaba la Esculta, lo que nos hizo pensar, de que habían abandonado la marcha. Esperamos a Dani, en la laguna, donde había una romería, de ahí que estuviese llena de personas y de caballos.
Cuando Dani llegó decidimos comernos una barra de salchichón con un pan de “piedra” inmasticable. Se nos hacía la boca agua al ver los bocadillos de pan tierno de los otros grupos que hasta la laguna habían llegado. Estábamos a 2 horas del objetivo, que  ya se veía que estaba al alcance.
Iniciamos la ascensión, cuando Quebranta tuvo que volver con Pablo por la cámara de fotos que se habían dejado olvidada.

La subida no era muy difícil, aunque el viento era cada vez mayor, lo que hizo que nos abrigásemos.

Nos íbamos cruzando con otros grupos que bajaban de la cumbre, que nos daban ánimos, diciendo que ya faltaba poco.
Dani se había quedado muy atrás, mientras lo esperábamos refugiados tras unas rocas, donde escaseaba nuestra agua.
Entonces David, Pablo y Quebranta, decidieron ascender por el camino más corto, y más peligroso, y sólo David continuó por ese lado. Los demás seguimos por una carreterita, que nos acercaba poco a poco a la cima.

Ya estaba llegando David, que sería el primero en llegar, cuando se acababan mis fuerzas. Después llegó Faraco, Javi, Bola y yo. Más tarde legarían los demás.

Eran las 4:20, cuando habíamos conseguido nuestro objetivo, estábamos en la cumbre, al lado del pivote, la virgen y la gran cruz, cuando llegó con una cara de descomposición Dani, a quien se le atragantaron los últimos diez metros.
Habían otras dos personas en la cumbre que pronto iniciarían el descenso.
Nos hicimos algunas fotos, mientras que David aprovechaba para hacer sus necesidades sólidas, en lo más alto de la península ibérica.

La visibilidad  no era muy buena, debido a que habían algunas nubes. La felicidad era enorme, de ahí que gritásemos una cantidad de chorradas, como “Sevilla”, “Betis”, etc…
Gritamos el grito de Clan, a más de 4400 m, para ser exactos 4488m. (en verdad 3488)

Tuve la ocurrencia de encender la radio, escuchando una cantidad enorme de emisoras.

Teníamos que volver pues teníamos poco tiempo para llegar hasta las tiendas, y cuando nos cayeron unas gotas, decidimos descender. Quizá nunca más alcance la cima, pero ya puedo presumir de que el día 6-8-94 lo había conseguido. Paramos también en el “Mulhacén II” que se encontraba a 4400 m de altura.

Y el descenso lo iniciamos, un descenso bastante duro, que hizo que me quedara descolgado con Juanma, y más detrás aún, David y Dani. Bajé todo el tiempo con la compañía de Faraco, y con la de mis ampollas, que cada vez eran más dolorosas.

Pronto llegamos a la laguna, donde ya no quedaba casi nadie. Metimos los pies en el agua helada, donde una persona aprovechaba para bañarse.

Y después de llenar las cantimploras volvimos a ponernos a andar, esta vez me tocaba llevar a mí la mochila.
David tenía fiebre, lo que hizo que su ritmo fuera bastante lento, de ahí que tanto Faraco como yo, decidimos acopampañarlo.
Atrás se quedaba Dani, quien se perdía a la mirada. Entonces esperamos, mientras que Quebranta, Pablo, Javi y Bola continuaban la marcha.

No estábamos seguros de poder llegar al sitio de acampada, pero había que intentarlo.
Yo bajé para ver la ruta que seguían los cuatro primeros, pero los perdí de vista.

Faraco y yo intentamos continuar por el sitio equivocado, menos mal que Dani nos aconsejó que siguiésemos por otro sitio, bueno le hicimos caso y poco a poco nos dimos cuenta de que era el sitio correcto, y que antes habíamos pasado por allí. Vimos al cabrero, dormido juntos a sus vacas, cuando empezamos a dudar de poder llegar hasta las tiendas con un mínimos de luz.

Teníamos que pasar entre medio de las vacas, las cuales nos miraban atentamente.
Una de las vacas nos volvió a embestir, aunque esta vez fue una embestida más corta. Sin hacer ruido atravesamos entre las vacas, eso sí dos o tres piedras en las manos por si acaso.
Llegamos al sitio de las cuevas, donde después de beber agua, decidimos descansar 5 minutos.  Parecía claro que se nos iba a echar la noche encima, pero había que intentarlo.

El ritmo de Dani era muy lento, pero gracias a que David encontró un senderito, el ritmo se incrementó. Podíamos ver las tiendas bastante lejos, y ya veíamos que se podría conseguir llegar con ese mínimo de luz. Todavía teníamos que bajar al rio y subir otra vez cuando ya nos divisaron, y empezaron a chillarnos.

Dimos un gran rodeo, para llegar desde arriba, eran más de las 9:30, el tiempo justo, para que se fuese la luz. Tomamos un poco de anís hasta que cenamos sopa con arroz a las tres delicias, y decidimos dormir. Después  de una tertulia de fútbol entre David, Faraco, Pantera y yo nos quedamos dormidos, con la intención de escuchar el España-Brasil que se jugaría a las 3:30 de la mañana. Pudimos escuchar que ganó, no  por mucha ventaja, pero ganó.

Yo sabía que lo que faltaba lo podíamos hacer perfectamente en un día.
Pasé la noche pensando en que pasaba en lo alto de la montaña de al lado, donde un hombre con una linterna nos hacía señas, podía morir de frío, aunque éramos optimistas. Quizá podría ser el cabrero que encontramos durmiendo en el valle.


DIA IV

Después de desayunar chóped, con pan, con chorizo, etc ... y de haber lavado los platos, la sartén y la olla, iniciamos la última etapa.
Elegimos un mal camino, y eso hizo que Pintor y Jesús nos cogieran una gran ventaja al resto de los componentes.

La subida al monte de Trévelez por esta cara no era tan dura, y “pronto” alcanzamos la cumbre, Tuvimos que esperar hasta que llegasen todos, para descender por donde habíamos subido dos días antes. Se podía divisar perfectamente el pueblo, donde cerca estaba el campamento.

El descenso no se acababa nunca, y los pies dolían cada vez más, estaba pasando unos de mis peores momentos, pues no me encontraba muy bien. Llegamos a unas casas en construcción donde bebimos y nos comimos las restantes rodajas de salchichón que sobraron del día anterior.
Fuimos por el cortafuego, camino del pueblo, que cada vez estaba más cerca, cuando nos volvió a caer una lluvia, esta vez mucho más corta, que la que nos calló dos días antes.

Llegamos a la central eléctrica, estábamos al lado ya, cuando nos reagrupamos para llegar hasta la portada, desde donde entramos cantando el himno del Clan Rover H.Adriano.
Habíamos llegado con varias horas de anticipación. Allí estaba la Esculta que no había conseguido el objetivo. Comimos arroz blanco y luego dos filetes, eso sí todo acompañado de pan blando, que diferencia de pan con el que comimos durante la ruta.




Debido al cansancio no hicimos actividades, aunque eso sí, por la noche fuimos a la discoteca del pueblo, donde parecía que no habíamos hecho ninguna ruta.



--------------------------------------------------------------